La malaria es una peligrosa enfermedad que se transmite a través de las picaduras de mosquitos contaminados con parásitos, los cuales se alojan en el hígado de su huésped hasta por un año entero mientras maduran, pero luego se desplazan al torrente sanguíneo e infectan directamente los glóbulos rojos.
Según información de la Clínica Mayo, una institución de salud con reconocimiento internacional, cada año mueren alrededor de 440.000 personas a raíz de este mal.
Sin embargo, se trata de una afección cuya mayor incidencia está en los países africanos, el subcontinente asiático, Haití, Nueva Guinea y República Dominicana.
Síntomas y ciclos de ataque de la malaria
Con relación a los síntomas de la malaria, suelen ir desde fuertes dolores de cabeza, fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos, hasta fatiga y dolor muscular.
Del mismo modo, los dolores en el pecho y abdomen, además de sudoración anormal y tos, son otras de las señales que evidencian la enfermedad.
Por otra parte, algunos pacientes sufren “ciclos de ataque”, es decir, experimentan fiebre, escalofríos y transpiración, para luego recuperar la temperatura normal en breves momentos.
También es común que los primeros signos de la enfermedad, se manifiesten apenas en unas semanas después del piquete de un mosquito contaminado.
Medidas de prevención ante una enfermedad sin vacuna
La malaria es una enfermedad que hasta ahora no tiene vacuna 100% eficaz, por lo que las personas infectadas pueden tener varias recaídas.
En este sentido, es importante considerar medidas de prevención sobre todo al vivir o visitar las regiones con mayor riesgo de contagio.
Entre estas, se encuentran el uso de mosquiteros, ropa que cubra incluso los brazos completos, y emplear aerosoles repelentes de insectos.